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Entras en un taller de poesía donde no hallarás ningún maestro; tan sólo un alumno con vocación de no dejar nunca de ser alumno.

1 may 2011

Paseo junto al río

 







  
  
  

A veces voy buscando los ríos de mi infancia.
No busco el río concreto, ya sé que habrá cambiado;
también yo soy distinto al Yo de entonces.
Busco el río genérico;
busco encontrarme en él
con el alma mojada.
   
Era entonces un río de un país que crecía,
y yo crecí junto a él, salvaje y puro.
   
Úlceras de avaricia mancillaban el río
supurando desde una prosperidad adolescente
de un pueblo ignorante que ya salía del hambre,
desde una guerra civil, con su sangre callada.
   
Pero, ¿qué excusa nos asiste hoy,
con tanta información, tan educados,
en este país de hoy, que tiene leyes
para que se depuren las aguas residuales?
Pues hoy, todavía hoy,
hay hombres que vierten su inmundicia y…
los escombros a la orilla del río.
   
Y aquí me he detenido,
junto a una de estas muestras de indignidad humana,
ante la cual el río parece aún más hermoso.
Tan sólo me acompaña
un pájaro que entona, desde un cercano aliso,
su más triste lamento.
   
Me iré de aquí pensando, sin ya evitar recuerdos
de aquel rudo muchacho que cazaba gorriones,
y ahora este hombre ajado que busca con deleite
interpretar su canto
junto al rumor del agua.
    

4 comentarios:

Sara Lew dijo...

Me quedo con esa estrofa final, Luis, que lo resume todo. Yo me mudé tanto desde niña que no tengo sensación de arraigo con ningún lugar o paisaje determinado, por eso me encantan estos poemas en los que te unificas con tu entorno presente y pasado.
Un saludo.

veintiuno dijo...

Me atrevería a decir, Luis, que tu noviazgo con el río, es para siempre. Te cuesta reconocerlo aún a pesar de haberte mezclado con él. Me gustaría pensar que todavía os hablais, que os contais secretos que solamente tú y él podeis escuchar.
Me ha gustado mucho, Señor. Es siempre un placer.

Cormorán dijo...

Loque algunos llaman evolución, otro lo entendemos como destrucción. La avaricia del presente arruina el futuro de los que queden, no así el nuestro que ya no estaremos. Sería "humano" pensar en la herencia que dejamos.
Un saludo Luis

Luis Nieto del Valle dijo...

Mis queridos amigos Sara, Veintiuno y Cormorán:
muchas gracias por vuestra grata visita y vuestros comentarios.
Acabo de arreglar un par de versitos. De paso aproveché para incorporar las fotos originales del lugar, dos fotos del mismo río (el Torío) con grandes contrastes.
Sara: me alegro de que te el texto te evoque algo en tu interior.
Veintiuno, tienes razón: el río (y el tren) tienen un especial recuerdo para mí; y a la vez, un especial simbolismo.
Cormorán:Coincido con tu apreciación. Lamentablemente, podría haber sacado muchas más fotos como la segunda. ¡Joder, ¿qué nos pasa?!